A Alfonso Guerra le cayó la del pulpo allá por los ochenta cuando dio la orden de que un avión Mystere del Ejército del Aire fuese a recogerlo a la frontera con Portugal para trasladarlo a Sevilla. El entonces vicepresidente del Gobierno había quedado atrapado en un atasco y no le daba tiempo de llegar a una corrida de toros en La Maestranza. Hazañas similares se fueron repitiendo con frecuencia desde entonces. ZP, por ejemplo, utilizó el Falcon –el Air Force One en versión carpetovetónica– que tenía a su disposición como presidente del Gobierno para acudir a un mitin del PSOE. Su vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, recurrió también a un aeroplano oficial para llegar puntual a las Fallas. El que ha cometido ahora la tropelía es Pedro “La sonrisa” Sánchez. El grupo estadounidense The Killers es uno de sus favoritos –de él y de su mujer, ¡qué bien se entienden!– y tocaba en el festival de Benicassim, así que no quedaba más remedio que acudir a su concierto. Ambos se subieron al avión oficial y volaron a Castellón. Para disimular, él se reunió con el presidente valenciano, Ximo Puig. El asunto ha llegado al Congreso y el presidente del Gobierno tendrá que dar explicaciones de su comportamiento. ¡Qué menos! FOTO: sánchez y su mujer llegan al festival de benicasim | efe