MENUDA suerte tiene Oriol Junqueras, el presunto hermano gemelo de Miguel Durán, el de la ONCE, con que el juez haya decidido mantenerlo confinado en la trena. Allí lleva una existencia la mar de tranquila y puede dedicar las 24 horas a su plan de vida favorito: ora et labora, es decir, a combinar las alabanzas al Señor y la Virgen de Montserrat con la redacción de su obra cumbre, “Cartas desde mi celda”. Pero no son esos sus únicos entretenimientos; al parecer, está como una moto, puesto que también dedica sus buenas horas a jugar al fútbol. De hecho, en uno de los últimos partidos lesionó a un atracador de bancos, al que le arreó una patada como las que pegaba la Guardia Civil el 1-O, porque las pegaba, ¿no? Aunque lo que ocurre en el campo, se queda en el campo, “La Vanguardia” la ha desvelado en un reportaje-entrevista al famoso preso de Estremera, cuyas confesiones, por cierto, le han costado que lo castigasen a no pasear por el patio de la cárcel y a no asistir a misa. A ver si el ladrón lesionado es amigo del director de la prisión y con la pata colgando le pidió una sanción ejemplar para el republicano. FOTO: junqueras, en el papel de pavarotti | aec