LOS holandeses son unos tipos peculiares, tanto que prohíben las carreras de motos y coches los domingos para que el ruido no moleste a quienes descansan; en Ámsterdan tiene unos bares donde en vez de tomarse una cerveza o un café, todos los clientes fuman porros. También en Ámsterdam tienen un barrio denominado rojo, pero no porque proliferen los comunistas, sino por la luces de ese color que iluminan los escaparates donde las prostitutas ofrecen sus servicios. El Ayuntamiento ha decidido ahora que no se puede fotografiar ni mirar a esas mujeres. Pregunta inocente: si no se puede mirar, ¿cómo elige el cliente? FOTO: unos escaparates del barrio rojo | aec