JOSÉ María García, la nana que durmió a millones de españoles durante un montón de años, juraba y perjuraba que el rumor es la antesala de la noticia. Si esa sentencia es verdad, sería casi mejor que el que está tomando cuerpo en A Coruña siga en la antesala y nunca pase a la sala. Según ese ruxe ruxe. Iker Casillas, aquel portero del Madrid del que se aseguraba que era un espía en el vestuario y después se descubrió que era un topo, porque con demasiada frecuencia ni veía los balones que iban hacia su meta, podría fichar por el Deportivo. En el Oporto están como locos por ponerlo en la calle aprovechando el mercado de invierno porque cada vez atrapa menos balones y conociendo la habilidad del departamento de fichajes blanquiazul para contratar porteros hasta cabría la posibilidad de que hubiesen pensado en él. ¡Arrepiante! Casi sería mejor hablar con el servicio de trasplantes del Chuac y que entre Pantilimon, Tyton, Rubén y Francis montasen un guardameta nuevo. Al menos, más futuro tendría. FOTO: iker casillas | aec