menos mal que Galicia cuenta con un nueva ley que regula las medidas que deben guardarse ante la realización de un espectáculo o de fiestas. De no ser así, uno no se imagina lo que podría haber pasado en la madrugada del lunes en el puerto de Vigo, donde más de trescientas personas resultaron heridas al venirse abajo buena parte del paseo. Y, lo más curioso de todo, es que casi en el minuto uno, cuando la gente todavía luchaba por salir del agua, ya andaban los políticos señalándose los unos a los otros buscando posibles culpables a los que responsabilizar de la casi catástrofe. Eso sí, en las declaraciones todos hablan de la fortuna de que todo quedara en un susto, pero, a estas alturas, no se puede dejar todo al augur de que haya suerte, de que no haya víctimas “porque Dios no lo quiso”. Es necesario aclarar las causas del accidente y, acto seguido, que los culpables asuman las consecuencias de su dejadez. FOTO: Parte de la pasarela hundida en vigo | efe