EL pequeño Nicolás, un auténtico mito en el arte del selfi –si pasase a papel todos sus autorretratos con famosos, la deforestación de la Amazonía alcanzaría una velocidad supersónica–, no sale de una y ya se mete en otra. Acaban de absolverlo de la acusación de injurias y calumnias al CNI y ya camina hacia el banquillo por simular que era asesor del Gobierno y supuestamente estafar 300.000 euros a un empresario. Le pueden caer hasta seis años de cárcel. Hacer el tránsito de pequeño Nicolás a mayor Nicolás entre rejas, rodeado de tanto patibulario patilludo y tatuado, sería duro para él, que es todo un “caramelito”. FOTO: el pequeño nicolás | aec