pablo Iglesias está que no se lo cree. No hay más que ver su llegada a La Moncloa para asistir al primer Consejo de Ministros, con pose a medio camino entre una celebración de gol de Cristiano Ronaldo y un pistolero del Oeste a punto de batirse en duelo; pocas cosas hay más sobradas. El caso es que hay cogido carrerilla y, aprovechando que está en racha, ha decidido adelantar a marzo la asamblea en la que se presentará para revalidar su cargo como líder de Podemos. Hace bien. Primero, porque no hay que desaprovechar los buenos momentos, que no se sabe cuánto van a durar ni cuándo van a volver. Y segundo, porque de aquí a marzo tiene margen de meter mucho la pata, pero a poco que se controle puede llegar a la reunión podemita con las simpatías de los suyos casi intactas. Y si es listo, le dará el mismo consejo a su vicepresidenta consorte, que todo apunta a que va a ser la más peligrosa de los dos. Lo difícil va a ser que ella no lo entienda como una imposición heteropatriarcal. FOTO: pablo iglesias ve una cámara y se crece | efe