LA psicomotriz Claudia Delso es miembro destacado del pelotón de los torpes de la Marea, nasía pa’ganá, –tan solo un concejal está fuera de esa categoría–, pero nunca se le podrá agradecer suficientemente su disparate de redistribuir A Coruña en 305 barrios –que incluyen zonas asimétricas, postfuncionales, calcificadas...–, ya que así frustró el principal anhelo vital de Iago Martínez, el Rasputín de Teis: desordenar el movimiento vecinal. Sin embargo, ese acierto no compensa la cadena de desaguisados que orla su labor en María Pita, en la que ocupan un lugar destacadísimo los procesos participativos. Su última exhibición ha durado un año entero, doce meses, 52 semanas, con sus días y sus noches y ha sido de las que se recuerdan per saecula saeculorum: tan solo fue capaz de ejecutar un tercio de las 46 iniciativas ciudadanas que fueron incluidas en el programa de los presupuestos participativos. Como para que esté orgullosa de su trabajo. A ver si para el nuevo año se ha propuesto ser un poco más laboriosa, porque si no llegarán las municipales y aún estará pensando a qué va a dedicar su tiempo. FOTO: claudia delso, sonriente como una triunfadora | aec