LA temporada anterior al nacimiento del Superdepor el equipo se salvó en una angustiosa promoción con el Betis. Victoria por 2-1 en Riazor y empate a cero en Sevilla. A la conclusión del partido en el Villamarín, la televisión cazó a Arsenio, abrazado a Martín Lasarte, en plena confesión: “¡Cuánto sufrimiento, Martín! Creí que me moría”. La misma sensación experimentaron los seguidores blanquiazules el sábado durante el encuentro en San Mamés. La victoria era más que necesaria; el 2-3 era perfecto, pero el empeño de la retaguardia en bordear el ridículo mantenía a los aficionados al borde del síncope. Quizá ya sea tarde y no haya tiempo para dar caza al Levante –Seedorf malgastó unas oportunidades magníficas con las jornadas en las que se empeñó en alinear en la media al “rombo dominicano”–, pero los jugadores están obligados a seguir intentándolo. El holandés insiste un día y otro en que el milagro es posible y sí, posible es; probable, muy poco, pero aunque solo sea por respeto al escudo hay que pelear a ver si al final llega la canonización. FOTO: seedorf da instrucciones a schär en san mamés | alfaquí