el abogado de la familia Franco está intentando reducir el juicio por la propiedad del pazo de Meirás a un litigio de naturaleza civil. Denuncia que ha detectado –avispado él– un trasfondo político en toda esta causa que no le gusta nada. Debe de ser de los pocos a los que no le resulta relevante que los que se proclaman dueños legítimos del inmueble sean los herederos del dictador, que, quiera o no, no es lo mismo que ser los nietos del abuelo Paco, cuando Paco es un desconocido sin poder alguno. No se puede separar ese trasfondo político que tanto le molesta al letrado de una historia de apropiación de un bien público que, de no haber sido el protagonista el jefe del Estado, es más que probable que no hubiese sucedido. Buen intento lo de la simple disputa por una propiedad. Casi cuela. FOTO: el pazo de meirás | aec