UNA pizza es una solución ideal para un momento en el que el apetito aprieta y uno no quiere plantarse ante los fogones. Una llamada de teléfono y en unos minutos el repartidor está en la puerta de casa. No sale cara, por ejemplo, 11,50 euros le costó hace algo más de un año a un vecino de Cambre. El problema es que pagó con un billete falso y el pizzero presentó una denuncia. Aquello que le habían dado no eran 50 euros ni cosa que se le pareciese. El fiscal ha solicitado para el supuesto timador una pena de tres años de cárcel... llega a haber encargado un kilo de percebes y le cae prisión permanente revisable. FOTO: una pizza | aec