UN juicio no es una comedia. Nadie va a echar la mañana en el palacio de justicia para volver a casa al mediodía con dolor abdominal de tanto que se ha reído. Y más España, donde los aburridos políticos casi monopolizan las vistas. Sin embargo, a veces surge un acusado que merece la pena. Es el caso de Daniel Fernández Aceña, exmiembro de los GAL que se convirtió al islam y que se sienta en el banquillo por supuesto yihadismo. “Prefiero morirme de golpe, pero nada de inmolarme”, declaró en la primera sesión del juicio y “Siria me la suda”, en la segunda. Provocó sonrisas en la sala, pero igual aún viene un muyahidín y le rebana el cuello. FOTO: Daniel Fernández Aceña | aec