el gusto de los gallegos por las chapuzas es de sobra conocido. Desde horreos con paneles solares a hornos en desuso convertidos en buzones hay todo un rosario de genialidades por la geografía galaica. La imaginación del manitas autóctono no conoce límites. En O Porriño, el conocido como el “chatarrero justiciero” ha llevado la chapuza gallega a un nivel superior y se ha dedicado a usar los baches de las carreteras del entorno a modo de macetas y colocar plantas en el centro. La intención del original relleno es llamar la atención de las autoridades. Mientras, le da un toque de color al asfalto. FOTO: el justiciero, en acción | efe