cómo le gustaría a Marx, (Groucho, por supuesto), estar vivo para entrar a formar parte de la dirección del PSOE. Los socialistas han convertido en un arte aquello de “Estos son mis principios, pero si no les gustan, tengo otros”, que inmortalizó el bigotudo actor. La última ha sido a cuenta de la plurinacionalidad de España. Sánchez anda apretado buscando los apoyos que le puedan garantizar otra temporada de uso exclusivo e ilimitado del Falcon, y, si, para conseguirlo, tiene que pactar con el diablo está claro que lo hará y, en este caso, el demonio, sin cuernos pero comprador de almas, son los secesionistas. Por ello, usando al PSC como avanzadilla, anda lanzando el mensaje de que España es una nación de naciones y que Cataluña, por supuesto, también es otra nación. Lo que no queda tan claro es si esa Cataluña formaría parte de las naciones de España o, en una pasada de frenada, lo dejamos fuera del Estado. Los socialistas piden respeto a la pluralidad, el problema es que, hasta ahora, quienes no respetan la pluralidad de esos millones de catalanes que se sienten españoles son los que Sánchez quiere como amiguitos para su fiesta en La Moncloa. FOTO: sánchez e Iceta, la pareja del momento | aec