LOS protagonistas del mito de la caverna no solo pasan su vida encadenados sino que únicamente ven sombras. En cambio, en la mítica caverna blanca no hay ni un solo grillete y todo es luminosidad. Tanto que los tatuadores no tienen el menor problema para colorear con sus agujas la piel de los madridistas más entregados a la causa. Uno de esos devotos merengues luce desde hace unos días en el hombro un retrato de Florentino Pérez que casi parece un selfi del presidente. Menuda envidia debe de senrtir Sergio Ramos, que tiene todo el cuerpo pintarrajeado, pero su jefe no ocupa ni un milímetro de epidermis. FOTO: sergio ramos y florentino pérez | aec