Los franceses no se andan con muchas coñas. Que se lo pregunten a su exprimer ministro François Fillon, que ha sido condenado a cinco años de cárcel, tres de ellos de reclusión ineludible, por creerse que el hecho de ocupar un alto cargo le permitía contratar a su mujer con un sueldazo de esos de los que quitan el hipo aunque, en realidad, no tuviera ninguna tarea que realizar. Ella evitar pasar por el presidio pero tendrá que hacer frente a una multa nada despreciable. Así que, al menos en el país vecino, el que la hace la paga, aunque haya sido muy, pero que muy importante FOTO: François Fillon | aec