Un aliado de los que no convienen

Un aliado de los que no convienen
Inmigrantes cruzando a nado a España desde Marruecos | EFE/ Mohamed Siali Press

Marruecos nunca puede ser un país aliado. Su monarca está acostumbrado a hacer lo que le da la gana y, para conseguirlo, está dispuesto a jugar sucio. Además, siempre se considera agraviado por el trato que recibe, ya sea de España o de la Unión Europea. Lleva años solicitando un trato similar al que recibe Turquía de la UE y, si no lo consigue, actúa. La oleada de inmigrantes que han tomado Ceuta, sin embargo, tiene otro origen. La presencia en un hospital de Logroño para ser intervenido del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, es lo que está detrás de la permisividad marroquí al paso de emigrantes. Está claro que Marruecos no cejará en su empeño por controlar los ricos recursos del Sáhara Occidental y, ahora, se ha inventado esta especie de Marcha Verde revisada con la que pretende presionar a España y, de paso, a la Unión Europea. Por ello, la respuesta tiene que ser contundente. Como al niño caprichoso que se le deja sin postre, sería bueno que la UE articulara una serie de medidas sancionadoras que le demuestren a Mohamed VI que, esta vez, no se va a salir con la suya.

Un aliado de los que no convienen

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