l gobierno de Pedro Sánchez ocultó durante la campaña madrileña, no fuera a ser que perdieran, el contenido del documento de compromisos enviado a Bruselas para poder recibir la ansiada ayuda de ciento cuarenta mil millones de euros. Europa no da nada gratis y menos una cifra tan desorbitada. Ocultaron todo lo que pudieron, pero, aún así, se filtró alguna cosa, como lo referente a la derogación de 3.500 euros en las declaraciones conjuntas, un ataque directo a las economías menos pudientes que afecta a dos millones de familias humildes. El efecto fue tan brutal que el gobierno se apresuró a decir que era una “errata”. Una mentira que no sen traga ni un niño de dos años, una errata es otra cosa. Pero pasado el día 4 de mayo la información fluyó y los españoles ya podemos intuir la que nos viene encima. Pagar por circular por las carreteras si, por las nuestras, por las que llevamos pagando toda la vida con impuestos de circulación, matriculación e hidrocarburos y, a partir de ahora, también por kilometro recorrido. El director general de la DGT, lo justifica como “normal” que paguen los que las usan y claro, por reducción al absurdo, hemos de entender que el que tenga un seguro privado y no use la sanidad pública o el que envíe a sus hijos a un centro privado no debe participar en el sostenimiento de la educación pública, por poner dos ejemplos. Esto es una auténtica aberración impresentable. El estado de bienestar no funciona así y la solidaridad se traduce en un esfuerzo común para mantener nuestro sistema. También nos anuncian una subida de la luz y un hachazo al Diesel, ambos servicios son una necesidad de las clases más desfavorecidas y no se corresponden para nada con la letanía gubernamental de subir los impuestos a los ricos. El gobierno sabe que el impuesto a los ricos no recauda y no le tiembla el pulso a la hora de meternos la mano en el bolsillo de los españolitos de a pie, usted o yo. Lo más indignante es que plantean con descaro como sacarnos nuestro dinero, pero de reducir gasto público ni media palabra. 53 millones a Plus Ultra, quince televisiones autonómicas, miles de emisoras de radio municipales, 8.000 ayuntamientos, 23 ministerios, parlamentos varios, subvenciones por doquier o el Falcon de Sánchez, eso no importa. El infierno fiscal que nos anuncian es insoportable y, por si fuera poco, anuncian al aumento del robo del impuesto de patrimonio, pagar por la ya pagado, impuesto por cierto que en Europa no cobra ya ningún país. Una vez destruida la clase media pretenden ahora justificar un país de subsidiados para repartir unas monedas entre una ciudadanía empobrecida que, aún encima, deberá dar las gracias por las limosnas recibidas. Les ruego que, a partir de ya, en los sobres que recibimos de hacienda pongan “manos arriba” y así no nos sorprenderá el atraco al que nos quieren someter.