La burbuja

Estúpidas carreras de sacos por poner en circulación la frase más ocurrente o la descalificación del otro sin dejar de mirar al tendido. O sea, a los votantes, que en este caso son los de Madrid, convocados a las urnas en plena lucha contra la pandemia y con las manos abiertas al maná dispuesto por la UE como palanca de la recuperación.


Fue uno de los dos grandes pretextos para este nuevo debate parlamentario sobre el estado de la nación. El otro fue el anunciado fin del estado de alarma. Pero en lo uno y en lo otro volvimos a salir con la cabeza caliente y los pies fríos porque una vez más, los discursos de los distintos portavoces fueron previsibles, reiterativos y, en esta ocasión, con exceso de carga electoralista.


La resultante es desalentadora: una prueba más del “alejamiento entre lo que se dice en el Parlamento y lo que se habla en la calle”. Son palabras del portavoz de Más País, Iñigo Errejón, denunciando la burbuja en la que vive la clase dirigente. No fue el único. Inés Arrimadas, en nombre de otro partido escolta, también apeló a la necesidad de que los dirigentes políticos salgan a la calle para ver, oír, sentir, oler y tocar lo que ocurre fuera de la Moncloa y fuera del Parlamento.


El doble señalamiento de Errejón y Arrimadas, tan distantes y tan distintos por lo demás, quedó verificado en el hecho de que de lo que menos se habló este miércoles en el Congreso fue de vacunas y recuperación del tono en nuestro sistema productivo.


Cuando el ruido ahoga los argumentos hasta los medios de comunicación nos contagiamos. Y al final acabamos reduciendo un debate de política general como este a las frases más ocurrentes utilizadas por los principales actores contra sus adversarios: “El peor presidente de la democracia” (Casado) , “Usted viene a gritar y Abascal viene a insultar” (Sánchez), “Hay que frenar a la derecha trumpista” (Echenique) “El Gobierno sigue vendiendo humo”(Nogueras), etc.


El Gobierno tiene la palabra respecto a lo que realmente importa. Y lo que realmente importa sigue envuelto a una nebulosa. Si vamos de verdad hacia el fin del estado de alarma, no se sabe todavía cuáles serán los resortes jurídicos y sanitarios de las Comunidades para gestionar la desescalada o las nuevas restricciones. Y no menos incierto es el horizonte en lo referido al plan de recuperación. Muchos anuncios y pocas concreciones en materia de proyectos que de todos modos habrán de pasar el filtro de la UE. Ni de lo uno ni de lo otro nos sacó de dudas la bronca sesión.

La burbuja

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