Problemas

En ocasiones se produce un divorcio entre políticos y ciudadanos debido a que en la “agenda” de los políticos no aparecen en los primeros lugares las preocupaciones de los ciudadanos. Y me temo que estamos en uno de esos momentos. Hay en el tablero de la política varios debates que poco o nada tienen que ver con lo que preocupa a los españoles. Son debates introducidos sobre todo desde Podemos. La cuestión es la cantidad de energía que algunos de nuestros políticos gastan en asuntos colaterales que, insisto, poco o nada tienen que ver con los problemas reales de los ciudadanos. Pero Podemos nunca ha engañado, y eso es algo que hay que reconocer a este grupo político. Han planteado un debate ideológico: acabar con lo que despectivamente denominan “régimen del 78”, es decir con nuestro actual sistema político, un sistema democrático que nos ha permitido vivir en los últimos cuarenta años con plena libertad y la seguridad de que el nuestro es un Estado de Derecho. Y para ello cuentan con la inestimable colaboración de los partidos independentistas. Lo hemos visto con ocasión del aniversario del 23 F, donde incomprensiblemente los partidos independentistas decidieron no asistir al acto organizado por el Congreso en memoria del triunfo de la democracia sobre los golpistas. Y sí, claro que no se puede obviar el reconocimiento al papel de don Juan Carlos aquella fatídica noche. Fue don Juan Carlos quien paró el “golpe” con su actuación decidida y su compromiso con la democracia.


El caso es que Podemos y los partidos independentistas tienen un objetivo que es el poner punto final al sistema nacido con la Constitución del 78.


Lo sorprendente es que el personal, que parece anestesiado, no se da cuenta de lo que supone esta propuesta. Sí, quieren acabar con nuestro actual sistema pero hay que preguntar cuál es la alternativa y ahí vienen las respuestas tramposas. Cuestionan nuestra democracia pero no tienen una alternativa mejor sencillamente porque no la hay. El sistema democrático español es equiparable al del resto de países europeos, sin duda siempre hay cosas que se pueden mejorar o perfeccionar, pero el sistema funciona razonablemente bien. Por lo que dicen, amén de lo que se vislumbra del ideario de Podemos, parece evidenciar que quieren imponer un “pensamiento único”. Y de alguna manera es lo que practican. Todo aquel que se atreve a contradecir lo que dicen o hacen, todo aquel que ejerza la más mínima crítica enseguida es tachado poco menos que de enemigo del pueblo y le colocan unos cuantos “sambenitos”. En definitiva aplican aquello de que a los enemigos no solo hay que vencerlos sino desprestigiarlos para que el triunfo sea absoluto.


Volviendo al principio creo que en estos momentos los ciudadanos tenemos problemas que son de los que parecen ocuparse a ratos: los efectos devastadores de la pandemia, tanto a nivel económico como de enfermedades colaterales, el paro, la fragilidad de nuestro sistema sanitario, la falta de perspectivas para los jóvenes, la necesidad de que se invierta en educación e investigación, etc, etc, etc. De todo esto se habla poco más allá de en algún que otro discurso hueco. Pero ya digo que vivimos tiempos difíciles en que suceden cosas insólitas como que desde una parte del Gobierno se quiera acabar con nuestro sistema. Lo triste es que el Presidente hace como que no va con él, que son cosas de la muchachada de Podemos. En realidad Sánchez está jugando a aprendices de brujo y creen que a ellos les irá bien cuanto más se radicalice Podemos y cuanto más crezca VOX en detrimento del PP. Grave error cuyas consecuencias no pagarán ellos sino la sociedad entera. 

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