La A-8, esa autovía que comunica Galicia con Asturias, fue muy mal planteada. Los más viejos del lugar, en la zona de Mondoñedo, sabían que meter los coches por el alto de O Fiouco era un grave error. El lugar en cuestión estaba un día sí y otro también, cubierto por la niebla, y así sigue. En concreto la autovía se pasa más de 600 horas cortada al tráfico cada año debido a que no se ve un burro a tres pasos. Pero no hay problema. Para eso hay técnicos, tal vez sean otros diferentes a los que no vieron que el trazado iba a ser un problema (esperemos) y han diseñado un amplio abanico de recursos para acabar con los problemas de mala visibilidad en el área. Luces láser, aspersores, barreras físicas... de todo debe haber en el bazar de Fomento para intentar solucionar un grave problema en una de las principales arterias de Galicia. Solo falta que alguno de ellos, por disparatado que parezca, termine por funcionar.