Esto de la Marea, nasía pa’ganá ,se afirman y reafirman todos los días en despropósitos. Olvidan la resolución de los problemas municipales, para que fueron elegidos, y si una jornada se equivocan a la siguiente lo hacen peor. De fracaso en fracaso y tiro porque me toca. Sin vergüenza ni rubor. Tal es su hoja de ruta que mantienen escrupulosamente. La última ocurrencia ni se le habría ocurrido a Kafka con su proceso. Nada menos han cedido la gestión de la gestión de la antigua cárcel coruñesa a Proxecto Cárcere, colectivo donde están integrados tres concejales –María García; Rocío Fraga, de Igualdad y Diversidad, y Xiao Varela, de Paseo de las Bicicletas–, el jefe de gabinete del alcalde, Iago Martínez, y una porrada de acólitos militantes. La rentabilidad social semeja asegurada y todo quedará atado y bien atado en María Pita.
A mí, el procedimiento a dedo empleado me parece feo por señalar y encima, además, entra en los muros de la cárcel de papel “codornizota”, donde cumplían penas semanales quienes cometían pecados veniales. También me recuerda las noches de SinSin, de Keeler, donde tres condenados a muerte relataban historias al carcelero, para que este estampara la firma de la que más le hubiera gustado y el indulto concedido… A lo mejor somos demasiado frívolos e ignoramos que el Proxecto Cárcere intenta emular a Concepción Arenal como visitadora de presos y reformadora penalista del siglo XIX. Odia al delito y compadece al delicuente. La justicia y la misericordia para juzgar. Nuestros hombres de María Pita buscan ejemplos para deshacerse de sus antagonistas: La Bastilla parisina, la isla Diablo en la Guayana francesa, Guantánemo, los Gulag soviéticos, los campos de extermino nazis, los presidios siberianos rusos, etc. etc. Pueda que los Kalikatres sapientísimos estudien la regeneración de Dostowiesqui a través de sus cinco años en el presidio de Omak (Siberia).