A Coruña no le sacó ningún partido a los conocimientos jurídicos de Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira; bueno, ni a los jurídicos, ni a los de ningún otro tipo. En cambio, la Marea, nasía pa’ganá, igual tiene suerte y el doctorado en Derecho del alcalde le vale para defenderse de los hosteleros en los tribunales, porque los dueños de los bares están dispuestos a recurrir a la vía contencioso administrativa en busca de amparo ante la tomadura de pelo en que se ha convertido la concesión de las licencias de las terrazas. Pero, independientemente de lo que pueda deparar la actuación del príncipe de la mareas, el problema vendrá después, a la hora de pagar la minuta. ¿La apoquinará Xiao Varela, responsable de la Concejalía de Paseo de Bicicletas –camina por la calle con una como quien lleva al perro a hacer sus necesidades, pero jamás se le ha visto pedaleando–, responsable fundamental del follón? ¿Recurrirá la xente do común a una cuestación popular? Por no hablar del tiempo que tardará en cobrar el letrado, porque con lo que ocurre con los proveedores es para que se eche a temblar.