Muchas veces ocurre que los votos de estas personas son decisivos para la gobernabilidad o para aprobar proyectos estratégicos o unos presupuestos, por ejemplo. Y este cóctel de circunstancias motiva en quien solo ve su ombligo que no tenga más expectativa, políticamente hablando, de lo que abarca su propia nariz.
Estos días estamos viviendo una nueva crisis de gobierno en Cambados con el mismo protagonista, el edil de Pode, el que provocó una convulsión política dando la Alcaldía a una azorada Fátima Abal en el último minuto del descuento.
El abrazo, con beso incluido, de la nueva regidora por sorpresa sirvió para aparcar diferencias y conformar un cuatripartito en el que se repartieron responsabilidades y dedicaciones. Y ahí comenzó la crisis, por los protagonismos, que motivaron broncas públicas, privadas e incluso institucionales en el salón de plenos.