No seré yo quien niegue opciones de crecimiento y mejora a nuestro Campus Universitario, pero la decisión de ceder al vice-rectorado el edificio ocupado por los Servicios Sociales municipales y enviarles a la Casa Solidaria, provoca un perverso efecto dominó. Se pierde espacio, intimidad, garantía en la custodia de documentos, se expulsa a las asociaciones que usan la Casa Solidaria, y es una nueva agresión al modelo descentralizado de los SS.SS, porque deja la puerta abierta para que en el futuro se reduzca la plantilla, con el argumento de que han sido centralizados.
Bienestar Social es una poderosa seña de identidad de una sociedad inclusiva, y cumple razonablemente sus objetivos si hay suficientes profesionales trabajando de manera descentralizada y transversal; pero habiendo ropa en el armario, desnudar a un santo para vestir a otro, es pegarse un tiro en el pie.