Dhuoda y Rosvita

Los germanos eran unos barbaros en el siglo V y destruyeron el Imperio Romano de Occidente, pero como lo cortés no quita lo valiente, a los europeos y a las europeas, nos vino Dios a ver. Aquella gente tan bárbara y primitiva acabó en realidad con una de las tiranías más atroces que ha existido, el Estado Romano. Atemperado a última hora por el cristianismo, el gobierno imperial continuaba intentando imponer sus leyes sobre todo lo que se movía, fuera privado o público. Igual que ocurre hoy con el Estado moderno, de bienestar, socialista o de podemita, que pretende regular hasta las relaciones humanas y las que llaman de género. Lo que necesitamos las mujeres y los hombres es educación y libertad. La barbarie es mala pues fomenta el desorden, los abusos y el libertinaje, pero la tiranía estatal es peor porque con el argumento de evitar esos males, acaba poniendo en peligro la esencia misma del libre albedrío. Entre los resquicios de la incultura o la rusticidad, pueden aparecer los mejores frutos de la libertad; mientras que las tiranías solo avanzan hacia el control. La puerta abierta a la libertad por los germanos también afectó a la mujer. Así lo demuestra el gran número de mujeres sabias e influyentes, que se pueden encontrar a lo largo de toda la Edad Media y hasta que revoluciones como la burguesa, comenzaran a replantear su papel en la sociedad moderna, recortando las posibilidades de su protagonismo de forma realmente libre y espontánea.
Un ejemplo de mujer intelectual e influyente durante los primeros siglos medievales es el de Dhuoda, quien escribió un Liber manualis para la educación de su hijo Guillermo de Septimania. Duhoda fue beneficiaria de la renovación cultural carolingia, en el siglo IX, que permitió a la mujer familiarizarse con la cultura escrita. Otro caso es el de Rosvita, ya en el siglo X, cuando el progreso de la cultura y del acceso de la mujer al mundo de la creación literaria no había decaído, a pesar de las difíciles circunstancias por las que atravesó Europa antes del año 1000. Rosvita fue una poetisa, que vivió en Gandersheim, donde tuvo buenas maestras como Ricarda o Gerberga, que no sólo le enseñaron las disciplinas del trívium  y el cuadrivium, sino que la guiaron en la lectura de algunos autores clásicos y cristianos. Todavía podemos citar a una compañera de Rosvita, Eduvigis de Baviera, quien según el historiador Ekkardo de San Galo, aprendió griego y estudió con su ayuda algunos autores clásicos como Virgilio. No en vano, el historiador italiano Ferruccio Bertini ha denunciaba, no hace mucho, algunos lugares comunes arraigados pero falsos, como que “el siglo X era uno de los períodos más oscuros de la civilización europea”.

Dhuoda y Rosvita

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