LOS juzgados y las cárceles siempre han estado muy relacionados, pues a quienes trabajan en los primeros les encanta mandar a la gente a pasar una temporada en las segundas. Sin embargo, hay veces en que ese vínculo no acaba con alguien privado de libertad, sino que simplemente su nombre figura en un auto en el que se afea su conducta y en el que incluso se declara nula una decisión que haya adoptado. En esas estamos con la decisión de la Marea, nasía pa’ganá, de adjudicar la gestión de la antigua prisión provincial a Proxecto Cárcere. El PP considera que se trata de un ejemplo evidente de enchufismo y presentó un recurso en el juzgado de lo Contencioso Administrativo. El magistrado lo ha admitido a trámite, lo que demuestra que tampoco le cheira muy bien. Por supuesto que todavía no ha adoptado acuerdo alguno y que tome el que tome nadie va a acabar en la trena, pero ya tiene el asunto sobre la mesa para estudiarlo con calma. Habrá que esperar, pero quizá la xente do común ya debería ir encargando una partida de ambientador, porque igual empieza a oler a podre.