CORRUPCIÓN

Política y corrupción son con frecuencia un sólido binomio en instituciones, partidos o sindicatos, lugares poblados de intereses económicos, donde confluyen personajes sin más expectativas que la propia actividad política o sindical, sin más bagaje profesional que la mera pertenencia al partido o sindicato, con ambición por medrar, vivir de lo público y sus chalaneos con lo privado, por asegurarse su pervivencia económica sin priorizar jamás el interés general. Tal es hoy la situación que los ciudadanos perciben a los políticos como un problema y su valoración raya en el puro rechazo. Su probada incapacidad para resolver los problemas de la ciudadanía es directamente proporcional a su disposición a la represión de sus protestas y a solucionar a toda costa los  entuertos que afectan a bancos, grandes empresas y poderosos personajes. Urgen políticos competentes, vocacionales y no profesionales, que vengan a servir y no a servirse, como los que construyeron esta democracia que hoy se desmorona.

 

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