Lo de las donaciones de maquinaria para la lucha contra el cáncer de Amancio Ortega va camino de entrar en el libro Guinness de los despropósitos. Primero hubo que aguantar a una caterva de descerebrados criticando el gesto, incluso rechazando la aportación (pobrecitos ellos) y ahora resulta que en dos años, Ortega solo ha conseguido donar un 20% de lo prometido. Y no es porque, ante la existencia de tanto imbécil por metro cuadrado, el fundador de Inditex haya decidido ahorrarse el dinero. La culpa de que aún estemos así a estas alturas la tiene la burocracia: la complejidad de los procesos de licitación hace que, por ejemplo, la Xunta no vaya a poner en funcionamiento la tecronolgía donada hasta el año 2021. Y lo peor es que será de las primeras comunidades en hacerlo.