Obviando la sentencia del Supremo, y los jugosos comentarios del Juez Castro, instructor del Caso Nóos que sabe un huevo del tema, yo a lo mío. Una pajarera no deja de ser una jaula donde se encierran pájaros comunes, exóticos, o de cuenta, que nos ven desde dentro, y nosotros a ellos desde fuera. Sobre el Caso Nóos sólo tengo esta duda: ¿Qué pasaría si en lugar de la Infanta, yo fuera pareja de Urdangarín, y adujera locura de amor, confianza ciega, o cualquier otra hostia que me pudiera eximir de responsabilidad penal? ¿El fiscal me creería, o me mandaría a tomar por saco? y ¡Hala: a la jaula! Son preguntas retóricas, claro, porque además de que no estoy a la altura de Urdangarín (me queda alto), no se consuela el que no quiere. Pero él si que irá a la pajarera, aunque no sé si lo tratarán como pájaro común, exótico, de cuenta, o Dduque empalmao. Por esas ornitológicas dudas, sigo creyendo que la única ley igual para todos es la de la gravedad: Desde mayor altura, peor hostia.