Solo hay dos fuerzas políticas capaces de formar gobierno en España y ninguna lo puede hacer sola, diga lo que diga Sánchez. Ni la abstención de PP y Ciudadanos daría una salida al PSOE porque al día siguiente no podría sacar adelante ninguna ley, y mucho menos las imprescindibles reformas de calado, si no cuenta con una mayoría suficiente. Como Sánchez lo sabe, pidió en el debate que todos se comprometieran a dejar formar gobierno el partido más votado, es decir, “a mí”. Pan para hoy y hambre para mañana. La única salida es el acuerdo postelectoral entre PSOE y PP, que hoy por hoy no parece posible. Sánchez solo quiere abstención sin condiciones y Casado no le dará nunca un cheque en blanco. La única salida a esta crisis creada por los políticos, aumentada por la incapacidad de Sánchez de formar un Gobierno y rematada por un mapa político sin mayorías suficientes, es un pacto ante notario, con luz, taquígrafos y televisión en directo y un compromiso de los dos grandes -más los que se quieran sumar- de ceder hacer las reformas necesarias en la economía, las pensiones, la fiscalidad, el problema catalán (y el vasco que está esperando), la educación, la justicia, el desafío climático, la revolución tecnológica...
Ninguno de esos problemas los puede solucionar un partido solo y difícilmente un acuerdo de izquierdas o de derechas. Hace falta un acuerdo entre estadistas. La duda es si los líderes que tenemos son capaces de elevar la mirada. Algunos sostienen que ante la cuestión secesionista -y las otras son igual de urgentes y de importantes- solo cabe apoyar al Estado, a los tribunales y al Ejecutivo. Me parece un enfoque equivocado. Además de dejar a la Justicia en paz, solo un gran pacto a dos años nos puede sacar de esta crisis y ponernos en el camino de una nación moderna y con futuro.¿Y qué papel van a jugar los aspirantes? Podemos y Ciudadanos pudieron ser decisivos en el pasado. Me parece que el futuro les depara un papel mucho menos importante. Sánchez odia y desprecia a Pablo Iglesias y no le quiere sentado en “su” Consejo de Ministros. Más País, liderado por un atractivo Errejón que no tiene ninguna experiencia de gobierno ni en lo privado ni en lo público, salvo el Ayuntamiento de Madrid donde el fracaso ha sido notable, parece que va a obtener un resultado irrelevante y tampoco le veo sentado en la misma mesa que el compañero al que traicionó. Pero, además, dice públicamente que Sánchez es electoralista, que solo busca la foto, que ha demostrado incapacidad para el acuerdo, que tiene tendencia al pacto con el PP. Con todo esto, ¿le va a apoyar? La izquierda -salvo que Tezanos tenga razón- no suma para poder gobernar. Y aunque sumara no tiene un proyecto común.La derecha tampoco está mejor. Casado necesitará los votos menguantes de Rivera -que le atizó en el debate como si fuera el enemigo- y los crecientes de Vox, que solo propone soluciones simples a problemas complejos, con mentiras, medias verdades y apelaciones a las entrañas de la gente, no al cerebro. Ni Rivera ni Casado fueron capaces de afirmar que no se les pasa por la cabeza ilegalizar al PNV o a cualquier partido que respete la Constitución o reafirmar el compromiso de solidaridad con los inmigrantes, aunque solo fuera por el recuerdo de lo que fuimos nosotros. Eso se llama miedo. Insisto: con lo que tenemos y lo que proponen, o hay un pacto serio entre los dos grandes o más vale que el día 11 dimitan todos los líderes que están capitaneando el fracaso y busquen a quienes puedan aportar ideas y soluciones de consenso.