La verdad nunca he estado muy de acuerdo con lo que el título reza, porque una cosa es que un escritor se encuentre ante la inmensidad del folio/pantalla y otra es que no tenga nada que decir u opinar sobre nada. En mi propio caso, esta semana como ejemplo más cercano, les juro que no tengo nada que contarles. Los siete días más anodinos de mi existencia. Eso sí, sobre la ley 39/2015 les explico lo que haga falta que la tengo bien machacadita.
Pero volvamos al punto inicial... Decía, que me parece imposible que alguien que disfruta o incluso necesita sacar lo que lleva dentro, llegado el momento de rascar en el interior no tenga ninguna emoción guardada. Bien puede ser ésta generada por una experiencia reciente o lejana en el tiempo, pero casi siempre hay algún recuerdo, un germen, del que poder partir y de ahí en adelante, construir otras realidades. De algo similar hablábamos hace poco en un taller de novela. La cosa es que si tú tomas como referencia algo que observas a tu alrededor, tienes la posibilidad de retorcerlo y transformarlo en algo diferente.
Por eso, a mi parecer, esa capacidad de ver y no sólo de mirar, ese analizar innato y saber sacar jugo del entorno es lo que caracteriza a un escritor de raza. El resto, buenos redactores en el mejor de los casos, pero nada más. Como cuando te ponían un 10 en primaria por contar “mis vacaciones de verano”. Pero que nadie se me ofenda, ¿eh? Que menos es no saber ni unir cuatro palabras. Pero de ahí a creador, hay mucha tela que cortar en medio y lo siento pero no le sale a cualquiera. Eso sí, yo aplico esto a cualquier sector y muy humildemente soy consciente de la cantidad de cosas que yo no sería capaz de conseguir en la vida. Por ejemplo, suelo usar los dedos para comprobar que dos más dos son cinco así que terminar una ingeniería lo tengo muy, pero que muy crudo.
Del Nobel en física ni hablemos. A ver si me cae el de literatura o el de la paz, por aquello de mi nombre. Si es que otra cosa no, pero yo mi sitio en la vida lo tengo claro... Ya lo dijo Sartre: “no puede escribir cualquiera, ni siquiera quien tenga algo que decir”. Pues eso.