EL pequeño Nicolás, un mito en el arte del selfi –si pasase a papel todos sus autorretratos con famosos, la deforestación de la Amazonía alcanzaría una velocidad supersónica–, entró en pánico hace una temporada. Se enfrentaba a un juicio por injurias y calumnias al CNI, del que su abogada trató de librarle alegado que era inimputable porque está jamado. La letrada utilizó el lenguaje forense y afirmó que sufría “alteraciones psíquicas”, que venche sendo o mesmo. El juez lo ha absuelto, así que el tránsito de pequeño a mayor Nicolás no será entre rejas. La de autorretratos que habría hecho si le aplicasen la prisión permanente revisable.