El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. A no ser que sea un británico. En ese caso, tropezará tres, cuatro o las que haga falta. Maldita la necesidad que tenía Theresa May de convocar unas elecciones cuando disponía de una holgada mayoría absoluta. Y sin embargo, la dama de hojalata se empeñó en buscar el respaldo de las urnas y ha terminado evitando la mudanza del 10 de Downing Street por los pelos. Ya les pasó con el referéndum de Escocia y con el del Brexit y es que, a estas alturas, ya debían haberse aprendido la lección de que las urnas, como las armas, las carga el diablo. FOTO: theresa May | aec