El lobo y Pedro

en este caso no es un cuento. El Partido Socialista Obrero Español se juega no ya su futuro, que también, se juega su propia supervivencia. Como en el cuento se oyen voces que advierten a los socialistas del peligro que corren. Y no es que un pastor quiera jugar a alarmar a sus vecinos. El primer aviso llegó desde Grecia donde el Partido Socialista ha desaparecido del mapa.
El segundo y más reciente llegó desde Francia donde los socialistas, que siempre fueron alternativa de gobierno, hoy son irrelevantes y parece ser que sus colegas ingleses dan por descontado que el Partido Laborista correrá la misma suerte. Pero estos gritos de aviso no parecen llegar a los oídos de algunos socialistas españoles. El PSOE ha sido un pilar fundamental de la Democracia española y desde 1975 ha estado en posición de gobernar en unos casos o ser una alternativa sólida en otros. La actitud irresponsable de algunos de sus dirigentes tuvo su mejor ejemplo en el desastroso comité federal que sembró todas las dudas y alimentó las incertidumbres sobre el futuro de la formación política en nuestro país.
Parece claro que hay dos opciones en las primarias que se celebrarán los próximos días. De una parte, la propuesta de Pedro Sánchez que pretende radicalizar su partido hasta acercarlo al mundo de Podemos renunciando para ello a la centenaria historia del Partido Socialista Obrero Español y sacrificando sus principios abriendo las puertas al referéndum separatista catalán a costa de la unidad de España.
Estas políticas erráticas de los socialistas que parecen decididos a abandonar la social democracia son las que empujaron al abismo a griegos, franceses, ingleses y posiblemente a los españoles. La campaña que realiza Sanchez y su equipo es a cuchillo y sólo así se explica que desde sus mítines se pueda calificar de mafia a la comisión gestora que gobierna el partido. Especialmente doloroso e inmerecido para su presidente, Javier Fernández, que es un hombre íntegro y con un currículo político inmaculado.
De otra parte, Susana Díaz y su liebre Patxi López protegen la historia del partido buscando su adaptación a los nuevos tiempos, pero sin renunciar al ideario social demócrata que tantos éxitos le procuró a los socialistas españoles. Cuenta con el apoyo de los referentes más importantes del socialismo español del siglo XX, aunque alguno de ellos tenga muy mermado su crédito. La hoja de ruta que unos y otros están siguiendo puede provocar una ruptura irreversible del partido, peligro cierto del que ya advirtió el ex presidente de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra quien les llegó a proponer que los tres candidatos retiraran sus candidaturas y se centraran en la organización de un Congreso en donde se definiera el modelo de partido socialista que puede dar respuestas a los problemas reales de los españoles.
Enfrentar a la militancia en bandos es un precio elevadísimo que está provocando el dolor en esos socialistas comprometidos desde la base que ya intuyen los males que les pueden sobrevenir. Sirva esta reflexión como aviso y tengan en cuenta que ahora es el lobo el que avisa: “¡que viene Pedro!”.

El lobo y Pedro

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