poco le va a durar la tranquilidad a Pablo Casado dentro de su propia casa. Es más, en el momento en el que se clarifiquen los pactos y se redistribuya el poder territorial llegará la hora de pedir cuentas al líder del PP, que con sus bandazos ideológicos ha llevado al partido a sus peores resultados electorales. Menos de la mitad de diputados de los que consiguió Rajoy en los últimos comicios a los que concurrió son los que puede aportar Casado como su bagaje al frente de la formación conservadora. Por eso, las aguas bajan revueltas y los barones apuestan por marcar distancia. Solo cerrar acuerdos de Gobierno en comunidades como Madrid o Navarra pueden maquillar, del mismo modo que sucedió en Andalucía, unos resultados nefastos. FOTO: Pablo Casado, reflejado en un cristal | aec