Gobernar entre broncas

el Gobierno no sólo retrasa medidas necesarias para generar confianza y seguridad en los negocios, sino que lo hace entre bronca y bronca. Es ya un clásico que los ministros muestren sus desavenencias, su disparidad de criterio sobre asuntos relevantes. No lo hacen únicamente en materia económica. Hemos visto cómo en las últimas semanas Sánchez e Iglesias tenían sus más y sus menos sobre el papel de la Monarquía y la forma de estado.
En marzo, por el decreto del estado de alarma o por la reforma laboral que en todo caso Sánchez, con nocturnidad y alevosía, pactó con Bildu, los herederos de ETA. En definitiva, Podemos quiere imponer, como si no hubiera pasado nada, su programa de Gobierno, el que firmó con Sánchez para apoyar su investidura y su entrada en el Ejecutivo.
Nadie es capaz de anticipar cómo acabará esa alianza. Está claro que ambos se necesitan para seguir gobernando. Sin embargo, la mala gestión de la pandemia ha provocado también una grave crisis económica que está siendo pésimamente gestionada.
Nada podrá ser igual. La caja del dinero público está vacía, el paro está desbocado, las empresas cierran por centenares, sectores enteros están hundidos, pero en el Gobierno hay dos gobiernos y cada día nos lo recuerdan. Se anuncian prestaciones que no se podrán poner en marcha, las que se han puesto en marcha no funcionan, las soluciones para aligerar el desfase monumental de las cuentas públicas se discuten en público. Es el caso de los sueldos de los empleados públicos o el agujero de la Seguridad Social y la sostenibilidad del sistema público de pensiones.
Da bastante vergüenza que el Gobierno, al que se le llena boca de diálogo y de arrimar el hombro, como se le pide todos los días a la oposición, sea incapaz de dialogar en su propio seno y monten cada día un espectáculo al que la opinión pública asiste anonadada. La penúltima bronca ha sido a cuenta de si penalizar más o no las jubilaciones anticipadas y primar el retraso en la jubilación. Díaz y Escrivá han sido en este caso los protagonistas. Pero, como he dicho, los ejemplos son continuos y diversos. Mientras, España se adentra, como están diciendo todos los organismos internacionales y servicios de estudios, en una crisis brutal que va a dejar mucho dolor en cientos de miles de familias. A estas alturas, no hay ni borrador de Presupuestos, ni planes para acceder a los fondos europeos. Como se ha dicho tantas veces en estos meses: el peor Gobierno, en el peor momento.  

Gobernar entre broncas

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