Nueva exhibición capilar. Pero esta vez será lonxe da terriña. El ya octogenario Beiras lució su pelo crecho de toda la vida y el cuarentón Antón Sánchez, sus trovas de heavymetalero en la cárcel barcelonesa de Lledoners, a donde acudieron para ejercitarse en las obras de misericordia y redimir a los cautivos Oriol Junqueras y Jordi Cuixart. La visita supuso todo un reto para la capacidad del irmandiño maior y el golfiño irmandiño de dictar tendencias. Anna Gabriel, la fugada dirigente de la CUP, impuso en Cataluña la moda de cortarse el pelo al estilo de las nekanes y llegó un momento en el que uno caminaba por las Ramblas y tenía la impresión de que estaba en una herriko taberna. No viajaron de incógnito, pero ocultan sus intenciones y anunciaron que acudieron a la prisión para transmitirles la solidaridad de todo el colectivo de los irmandiños anovados. Menos mal que no los registraron al entrar en el penal y porque como les descubriesen un secador y una navaja barbera alá iba o conto da solidariedade.