EMPEZARON las fiestas. Sofía Toro viajó desde Armenia, que está allá, muy allá, donde varó el Arca de Noé después del diluvio universal, solo para leer el pregón y casi al acabar se volvió a la antigua república soviética para seguir entrenándose. Todo un detallazo que demuestra, como aseguró en su alocución, que siente a la ciudad. Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira, se supone que también siente a la ciudad, sería la bomba que el alcalde no la sintiese, pero, en cambio, no hay duda de que se siente a sí mismo. Para demostrarlo compartió escenario con Carlinhos Brown –como en el chiste: ¿Quién es ese que está con Ferreiro?–. Rocío da Igrexa, la lideresa del Bloque en Cerceda, espectadora del concierto, describió la situación con mucha retranca en Twitter: “El alcalde de A Coruña es tan ‘discreto’ que subió al palco a presentar a Carlinhos Brown. Mátame, camión”. Que no se queje el artista brasileño; ya tuvo los instantes de gloria a los que Andy Warhol decía que tenía derecho todo el mundo.