Corruptos

A lo largo de nuestra Historia aparece la corrupción en nuestras clases altas tanto como el modesto recurso de la picaresca en las clases humildes.

Bajo la dictadura era un auténtico saqueo, un botín de guerra por el derecho de conquista.

En los años cincuenta, de Bazán salían camiones cargados de materiales para edificar los chalets de los jerarcas franquistas.

Actualmente, las tramas corruptas se hacen más sofisticadas para eludir los controles democráticos, aunque afortunadamente terminan saliendo a la superficie.

¿Podemos salir de la crisis sin erradicar esta lacra? Un antiguo amigo me recordaba que ante la corrupción sólo cabe tres posturas: el nihilismo del “todos roban”, la cobarde y pasiva resignación del “no hay nada que hacer” o la rebelión regeneradora del “nosotros no somos como ellos”. Yo me apunto a esta última, y usted... ¿qué opción elige?

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