Voces blancas

l fin, Plácido Domingo ha dado su último do de pecho. Después de haber negado muchas veces que era un salido acosador sexual, denunciado por voces blancas, y quizá por la presión de investigadores de la ópera, que le endosaron hasta veintiséis casos de víctimas de sus “atenciones” (eso sí, todas mujeres), decidió que era mejor cantar de plano y pedir perdón a sus acosadas que seguir negando los hechos mintiendo como un bellaco. 
Al público (que en España  llegó a aplaudirle sus gracias hasta diez minutos antes de una actuación suya, por aquello de su presunción de inocencia, poniendo en duda la presunción de inocencia de las acosadas), que le den por culo. 
Nada de pedirle perdón por mentirle. Quedan atrás las cancelaciones de sus contratos con sociedades norteamericanas (como la Ópera de de los Ángeles, y la Orquesta Filarmónica de Filadelfia, entre otras), porque los yanquis creyeron antes a las acosadas que al cantante este, siendo más espabilados y rigurosos que los gilis españoles y europeos. 
Desacreditado no sólo por sus víctimas, sino por su propio reconocimiento de culpabilidad, algo que no le honra en absoluto, ¿quién coño va a contratarle ahora, faltando al respeto debido a las mujeres? 
No tengo ni puta idea de si alguien tendrá tanto cuajo como para contratarle. 
Quizá se me acuse de excederme y hacer leña del árbol caído, pero es que me jode mucho que tipos prepotentes (como el Harvey Weinstein, otro mierda), vayan por ahí intentando alegrarse la picha, abusando de mujeres usando su influencia profesional.

Voces blancas

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