He tardado varios días en escribir este artículo de opinión porque no lo he querido escribir en caliente. Lo he pensado, meditado y dejado reposar para hacer las posteriores correcciones, pero al final me he decidido a publicarlo porque con las cuestiones de conciencia no se negocia. Me estoy refiriendo a las imprudentes declaraciones que Celia Villalobos vertió el pasado fin de semana en el programa “La Sexta Noche”. Cuando la Candy Crush de la política española sentencia que “Los que no caben en mi partido son personas que dicen no al aborto”; supongo que se está refiriendo al Partido Popular, que también es mi partido y el de otros muchos miles de afiliados más. Por lo que veo, tengo que deducir que la señora de Arriola no me va a pedir el voto en las próximas elecciones generales; sugerencia que por simple educación, tomaré en consideración. Quiero recordarle a esta exministra y exalcaldesa de Málaga, choni en sus expresiones donde las haya, que la voluntad de una formación política no es la voluntad individual de una de sus “miembras”, sino que se constituye en la suma de voluntades de todos sus militantes expresados en los documentos aprobados en sus respectivos congresos. Y mire por donde, el programa electoral del PP del año 2011 incluía “Cambiar el modelo actual sobre la regulación del aborto para reforzar el derecho a la vida”. Esta promesa venía avalada por una actuación anterior del propio Sr. Rajoy y 50 diputados que interpusieron en junio de 2010 un recurso de inconstitucionalidad contra la Ley del Aborto de Zapatero, el cual continúa sin ser resuelto por el Tribunal Constitucional. Lamentablemente tengo que concluir con tristeza, que actualmente y en relación con la regulación del aborto, no existe ninguna diferencia entre el PP y el PSOE; cuestión que la torpe de la vicepresidenta 1ª del Congreso nos ha tenido que recordar, para mayor inquina, en un programa televisivo de máxima audiencia. Lo siento por ella pero no le voy a hacer caso; seguiré militando en el PP, defendiendo dentro de mi formación el derecho a la vida, porque todavía recuerdo que somos el partido fundado por un tal Manuel Fraga, quien no sólo no hubiese estado de acuerdo con esta señora sino que la hubiese “invitado” –como sólo él sabía hacer– a tomarse unas merecidas vacaciones.