SAPROFITISMO INSTITUCIONAL

Saprofitismo es una forma de nacer y crecer a costa de los demás, por ejemplo los hongos, las setas y las bacterias que descomponen los cadáveres son saprófitas. El saprofitismo se desarrolla especialmente sobre los cadáveres y las materias en descomposición. Hasta aquí el significado biológico, incluso podemos decir natural de ciertas plantas, hongos, y demás.

Hay otro saprofitismo de carácter social, o institucional, muy fácil de observar, por desgracia, en la situación actual de depresión y pauperismo de la sociedad española.

Estamos comprobando que instituciones como las extintas cajas de ahorro, los bancos y demás entidades financieras, para evitar morir ellas, matan a una parte de la sociedad y a otra parte la someten a “saprofitismo” sobreviviendo y mejorando la situación económica sobre los cadáveres que dejan los desahuciados al morir.

Reconozco que estas frases son muy duras, a mí misma me dan escalofríos al escribirlas; para mayor inri, está sonando la canción de los Secretos “Agárrate fuerte a mí María”, aquel joven padre preso del saprofitismo de la droga, que le pedía a su hija, María, que se abrazase a él, no para amparar a la niña, sino para no morir de pena “que tengo miedo y no tengo a donde ir”. Sí , así de dura es la vida para más de uno, para mucho más de un millar en este momento de “liquidación de comercios y de ilusiones”. Bancos y cajas desahucian a los que no pueden pagar sus cuotas de hipoteca, muchos, ¡quien no vio un cadáver flotando en el mar de agua o del aire!, se convierten en fría muerte, pero dejan a la familia la losa de diez mil, quince mil o veinte mil euros que deben de abonar, incluso después de perder la vivienda y la vida. Semeja que esas entidades y algunas instituciones, la justicia mientras no se cambien las leyes, viven del saprofitismo, de lo que queda más allá del cadáver.

Lanzo como un grito: ¿Por qué hay que obedecer leyes injustas? , ¿por qué los gobiernos que presumen de defender una moral (que no ética) religiosa , no hacen nada?, quizá porque son jueces y parte en el saprofitismo.

Es muy dolorosa la situación actual, mientras hay familias que se ahogan en las deudas y no encuentran trabajo, algún señor, muy próximo al gobierno que tenemos, recibía más de 20.000 euros por “aconsejar” al partido. Una persona que vive en otro mundo, que no conoce, ni comprende, ni se compromete con el sufrimiento de su país ¿qué puede aconsejar?. Pero hay más, este señor confiesa que ha conseguido 38 millones de euros, más de 6.300 millones de pesetas que ha evadido a Suiza y otros paraísos fiscales mientras ve como se derrumba la economía de España. Y todavía más, ese dinero no está en un cofre sino que lo ha invertido en sociedades que pueden ser grandes empresas inmobiliarias, así llegaríamos al saprofitismo de las instituciones empresariales.

Hay que cambiar la ley de las hipotecas, hay que liberar a las familias de la miseria máxima, de la oscuridad y del túnel inacabable en el que viven. Faltan muy pocos días para que se discuta el tema en la Cámara de diputados, ¡quien tendrá el estómago a negarse!, ¿qué razón superior a las personas pueden alegar para no cambiar la Ley?.

Si los políticos no hacen nada, que den un paso adelante los jueces y que se nieguen “por conciencia, por ética” a emprender nuevos juicios de desahucio por hipotecas. ¡Que edificante la fotografía del bombero que se negó a desalojar la vivienda, alegando las razones del cartel que portaban stop desahucios! Si los ricos son un poco menos ricos, no pasa nada, se entretendrán en el futuro trabajando un poco más. A lo que deben aplicarse los jueces es a obligar a los evasores o defraudadores a que devuelvan el dinero, y que pasen una temporada en la cárcel o viviendo con 500 euros al mes.

Para terminar, creo que hay que incluir en los “actos no legales” las valoraciones de los inmuebles cuando los compradores iban a pedir la hipoteca, entonces, como había abundante liquidez en los bancos, se valoraba el inmueble a hipotecar en cantidades superiores al valor real, ahora, hundido el mercado de viviendas, la valoración para la deuda se mantiene, pero en el mercado se vende en la mitad. ¿Por qué toda la responsabilidad cae en el hipotecado?; el derecho tiene que ser justo y pura lógica, por tanto “el que lo hizo que lo pague”, es decir, el que dio la valoración del inmueble es más responsable que el que pidió el préstamo. El que trabaja en el banco, en las valoraciones, en las hipotecas, tiene la obligación de conocer el contexto en el que se mueve, y las variables posibles en el momento que actúa, con el agravante de que el crac de la vivienda ya se había producido en Italia antes que en España, y aquí lo ignoraron, no se dieron por enterados y ¡venga a dar, a conceder , más allá de lo que se pedía!. El que va a solicitar una hipoteca no está obligado a conocer todo eso, sea viejo o joven, su actividad es dar clase, colocar ladrillos o investigar en un laboratorio. No es la misma responsabilidad por los dos bandos. Señores del Gobierno “cambien la ley hipotecaria” y eviten la muerte de sus ciudadanos”.

 

SAPROFITISMO INSTITUCIONAL

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