NO HABRÁ EMPLEO PÁ TANTA GENTE

El capitalismo es despiadado y mata a quién le entorpezca. De los gobernantes han prevalecido decisiones cortoplacistas siguiendo los dictados de las clases privilegiadas (que les beneficien, que sigan los paraísos fiscales, pagar menos y que no les hablen de repartir ni socializar más que las pérdidas) sin medir sus consecuencias. 
El comercio de armas con el que se favorecieron guerras para propiciar que occidente pescase en río revuelto, generó miseria y éxodos dispuestos a buscar refugio en primera instancia para engullirnos después. 
Es el plan de quienes les empujan señalando el camino por dónde escapar. ¿Cómo reaccionar?
Con más belicismo, ya lo dijo Gandhi: “ojo por ojo y el mundo quedará ciego”. Y con minutos de silencio, buenos sentimientos y nada más, nos hundimos todos bajo los cambios que se avecinan con la cuarta revolución industrial en ciernes.
Por cierto, y no es por hacer un chiste: nuestros munícipes hablan mucho del “smart Ferrol” pero tras comprar por internet entradas para el Jofre para eventos organizados por el concello e imprimir la hoja en la que consta obra, fecha, hora, precio, fila, butaca, etc, a diferencia de las de Servinova que, constando de lo mismo es suficiente mostrar el papel y ahora ni eso gracias al código QR, con la del concello no evitamos tener que ir a perder tiempo pasando por taquilla, a recoger la entrada.
Y aún peor: en la UDC hace años mil que uno puede matricularse de todo por internet; carrera, máster, seminarios y jornadas, de cualquier departamento. ¡Ah! menos matricularse en el Centro de Lenguas de la UDC: no sólo no se puede formalizar la matrícula on line sino tampoco descargar el impreso con el que ir, a narices, al banco. Tome nota, Sr. Rector.
Sigamos. En un país en el que para competir (que se explica con el ejemplo de la trainiera: un patrón y 13 remeros), nuestros políticos y avezados cabezas pensantes convienen en que el mejor organigrama lo compone un órgano rector colegiado compuesto de tres tíos, diez mandos intermedios y un remero, completando la faena con esa manera de llevar las finanzas y cuadrando las cuentas públicas como se hacía en Navantia, por ejemplo presupuestando “a lo que salga” cuando se construía para el Estado y derivando a estas cuentas los gastos no cubiertos cuando se hacía para Armadas extranjeras, ¿cómo no dormirse en los laureles?
Despertar del sueño se llevó por delante empleos y empresas auxiliares; la última, tras 12 años prestando servicios pierde el concurso de mantenimiento una empresa con mayúsculas frente a una UTE conformada por una firma especuladora 100% (que contrata, subcontrata y vuelve a subcontratar porque la principal lo único que hace es poner el cartel y tener en Madrid un tío guapo con corbata y una maciza plurilingüe en la oficina) y otra, por una cantidad equis menos, teniendo que despedir a 70 u 80 empleados hipercualificados que ahora serán repescados como eventuales por una miseria al mes por aquellos a quienes la legislación actual consiente en hacerse con contratos del estado de semejante forma hostil, favoreciendo un suicida ultraliberalismo mercantil, irresponsable como empresa ante el cliente final, todo ello permitido por estos gobernantes de pinganillo con mentalidad a cuatro años vista y simple conciencia de partido, nunca de país, a las órdenes de quienes les financian. ¿Quién configura así un proyecto de vida? 
No se favorece así la formación y dentro de unos años nos veremos como en el siglo XVIII, trayendo ingenieros ingleses otra vez. Tampoco es así como se fomenta la familia ni la natalidad; a diferencia de esas culturas en las que carentes de todo se atiborran irresponsablemente de hijos, trasladando la “responsabilidad” de su educación y alimento a terceros, mira qué bien, entre nosotros aún está instalada la responsabilidad de traer hijos al mundo cuando los podamos atender y mantener, lo cual requiere una solvencia y seguridad económica que los gobernantes parecen, de hecho, interesados en ignorar.
El propio paradigma industrial 4.0 provocará extinción de empleos ¿Cómo contrarrestar su efecto? Desde luego, no teniendo a la gente trabajando 12 horas/día sino 4; así se facilitaría  la formación y la conciliación familiar. 
Lo contrario es un atentado contra la sociedad misma, a merced de la invasión de la que ya es objeto. Si España no reacciona, mal vamos. Directos al desastre porque, entre una cosa y la otra, no habrá empleo pá tanta gente.
 

NO HABRÁ EMPLEO PÁ TANTA GENTE

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