La Casa Común

oo que está ocurriendo en la Amazonía, el gran pulmón natural del mundo en que vivimos, necesita de un auténtico frente común mundial para luchar contra los devastadores incendios que están destrozando miles de hectáreas de las mejores tierras   que existen en nuestro planeta. Siguiendo las informaciones de estos días, alarmantes y terroríficas  en toda su extensión, volvió a mi mente -siempre ha estado presente-  la campaña de Cáritas “Si cuidas el planeta, combates la pobreza” , inspirada por la Encíclica del papa Francisco, Laudato si’ .Con ella se busca contribuir a la transformación del actual modelo de desarrollo injusto, insolidario e insostenible y a la construcción de una ciudadanía global y solidaria, conscientes de la necesidad del cuidado del planeta y dispuestos al cambio de hábitos y prioridades. La iniciativa persigue, de manera genérica y global, que entre todos cuidemos la Casa Común. Nuestro lugar donde vivimos y el lugar que tenemos que dejar en las mejores condiciones para los que nos van a suceder en este mundo tan contaminado. 
En Cáritas trabajamos con lo que hemos llamado el “Decálogo Verde” en el que se resumen los retos fundamentales a los que nos enfrentamos para preservar la Tierra, nuestra Casa Común, y defender los derechos de las personas empobrecidas y las comunidades más vulnerables.
Para hacer posible y real la Casa Común, todos debemos colaborar en el cuidado del medio ambiente. Ante nuestros ojos tenemos unas realidades claras y concretas: la extracción incontrolada de materias primas, la acelerada disminución de la biodiversidad o el calentamiento global. Todo ello está ocasionando que a medio y corto plazo el planeta tierra sea aún más pobre entre los pobres.
El compromiso por el cuidado de la naturaleza y la apuesta por la sostenibilidad medioambiental son irrenunciables a nivel individual y colectivo. Debemos plantearnos qué impacto real tienen nuestras acciones cotidianas sobre el medio ambiente y cómo podemos reducirlo; qué tipo y qué cantidad de energías y materias utilizamos y consumimos, y cómo podemos disminuir su consumo; qué hacemos con los residuos que generamos ¿recuperarlos, reutilizarlos, reciclarlos… o convertirlos en basura…?.
La voz de Cáritas en todo este proceso, que muchas veces clama en desierto, propone recurrir a modelos de consumo responsable, comprometernos a incorporar criterios de ahorro energético y a reducir el uso de materias. Tenemos que alejarnos de la lógica del usa y tira, que genera tantos residuos sólo por el deseo desordenado de consumir más de lo que realmente se necesita. Necesitamos avanzar en nuestra coherencia, motivar y motivarnos, y lograremos ir cambiando nuestra conciencia con respecto a nuestra relación con la Madre Tierra y entonces se producirá el efecto multiplicador en nuestro entorno.
Lo de la Amazonía clama por decisiones a nivel mundial. No podemos seguir perdiendo a pasos agigantados, y por culpa de la destructora mano del hombre, millones de hectáreas de flora y fauna que nos producen el bienestar ambiental a los que moramos en la Tierra. Es nuestro pulmón natural que entre todos estamos destruyendo.

La Casa Común

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