El procesiño ya es más necesario cada día

LA costumbre tan arraigada en el alma galaica de dar el poder enxebre a los peperos tiene como consecuencia que la expresión “Gobierno amigo” quede restringida a las etapas en las que las gaviotas anidan en la Moncloa. Los catalanes se toman las votaciones de otra forma. Les gusta acudir a las urnas cada poco tiempo y sobre todo acercarse a ellas para depositar una papeleta sea ilegal. Las performances son espectaculares pues incluyen, por ejemplo, chimpos sobre los coches de la Guardia Civil, actividad que el Gobierno de la República estudia elevar a la categoría de deporte autóctono. Los espectadores se desbocan y los pastrores del rebaño aprovechan su excitación para montar una cosa que denominan procés. Y la verdad es que aciertan, porque les ha valido para que los Presupuestos del Estado los gratifique con un incremento del 66% en las inversiones. En cambio, aquí, en Galicia, caen un 19%. O se espallan unos cuantos Patrol de los picoletos por las cidades e vilas do país y se monta una especie de Marisquiño al que se denomine procesiño o habrá que esperar que vuelva a gobernar el PP en España y con la poca afición de Pedro “La sonrisa” Sánchez a convocar elecciones igual el cambio no llega hasta el siglo XXII.

El procesiño ya es más necesario cada día

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