No es una sorpresa saber que Trump, además de que está mal de la cabeza, es un cabronazo redomado, en la afección cariñosa del término.
La propuesta que, de acuerdo con Netanyahu –otro que cojea de lo mismo–, ha hecho al pueblo palestino sobre recibir concesiones políticas a cambio de dinero, ha sido rechazada de plano por Mahmud Abás, su presidente.
Trump piensa que el pueblo palestino es como las putas que frecuenta y paga para, como dice él, “si agarras a las mujeres por el coño, haces de ellas lo que quieres”. Un razonamiento que considera convincente y justificado y, en justa correspondencia, deberían agarrarle a él por las pelotas y atizarle un cariñoso retorzón.
El pueblo americano, que dio mayoría a este cabrón para ser presidente, espero que no se vuelva a dejar engañar, si eso fue lo que pasó, cosa que dudo, porque hay mucho yanqui inculto, políticamente hablando.
Son muchos y variados los asuntos ilegales en que está envuelto este pájaro, hasta llevarlo a una “moción de censura a la americana”, que tendrá el resultado que tenga pero que está basada en la patente falta de moralidad del nacho, que avergüenza incluso a muchos de los que le votaron.
Ni hoy Netanyahu, ni Trump, ni muchos de sus predecesores, han querido reconocer los derechos del pueblo palestino, ratificados por la ONU, porque los sionistas son, en el fondo, aunque no en las mismas formas, casi tan racistas como los nazis del holocausto y tan hipócritas como ellos.