Paco Vázquez, el coruñesismo hecho hombre, soñaba con una ciudad-estado y a piques estuvo de conseguir que La Kuruña lo fuese. No lo logró, pero él tuvo la suerte de trabajar en una, pues de María Pita saltó a la Embajada cerca de la Santa Sede. El todopoderoso Caballero, don Abel, inspirado permanentemente en su maestro y mentor –algo tiene que pesar que le concediese el título de Hijo Adoptivo de “La” Coruña–, aspira a que Vigo sea también una ciudad-estado e incluso a que le arrebate a París la condición de ciudad de la luz –aunque solo sea durante las largas navidades olívicas–. Pero la Xunta –como si fuese una cabeciña, non para– ya ha puesto una chinita en ese camino. La conselleira Ethel Vázquez, santiaguesa, pero con un feixe de años de residencia en A Coruña –la vecindad también pesa–, aprovechando que Audasa quiere iluminar el puente de Rande, ha propuesto que emule al Golden Gate... Se me deran a escoller, eu non sei que escollería, si entrar en Vigo de noite ou no ceo de día.