Fronteras

Hay quien opina que las fronteras actuales de algunos países europeos son una quimera y, que, por lo tanto, será difícil mantenerlas en los próximos veinte años; creen que el detonante para ese cambio puede estar en Ucrania. 

Lo peor es que de producirse no será como en la antigua Yugoslavia en la cual nacieron varios países. En este caso lo más probable es que una parte de los territorios del oeste sean absorbidos por Polonia, Rumanía y Hungría y los del este y el sur, la región de Odessa incluida, pasen a formar parte de Rusia nuevamente. 

La cuestión aquí estriba en qué medida podría afectar semejante desenlace al resto de Europa, pues hay quién cree que eso abriría la posibilidad de otros reclamos territoriales, empezando por Alemania. Los teutones podrían reclamar a Polonia el territorio de Silesia (Schlesien), los Sudetes (Sudetenland) a Chequia y la región de Kaliningrado (la antigua Königsberg) a Rusia. Incluso los habitantes de las regiones francesas de Alsacia y Lorena podrían buscar su independencia, como hicieron en 1918, o pedir formar parte de Alemania nuevamente. 

Teniendo en cuenta que el “efecto contagio” suele ser muy poderoso en determinadas circunstancias, hasta Italia podría acabar en pequeñas repúblicas, como antes de su unificación en el siglo XIX; Escocia terminar separándose de Inglaterra; y España llegar a descomponerse. Todo es posible. Lo que para algunos puede parecer una locura o un escenario esperpéntico no lo es para otros; peores desatinos se vieron. Y los estados tampoco son eternos.

Los europeístas fanáticos se olvidan de que las fronteras de la vieja Europa fueron movidas demasiadas veces debido a las guerras, la mayoría emprendidas por monarcas con ambiciones imperiales y por políticos “iluminados”. Por lo tanto, muchas de las fronteras políticas actuales no coinciden para nada con las culturales o las étnicas, o incluso con la voluntad de los habitantes de una determinada región. 

Todo eso demuestra que la Europa “oficial” está olvidando la historia, cree que con intercambiar unos cuantos miles de estudiantes en el programa Erasmus lo arregla todo. Pero la Europa de los pueblos es mucho más que eso, tiene un pasado que no empezó ayer con la UE como pretenden hacernos creer. 

Y es precisamente esa Europa desmemoriada, egoísta y despistada la que está abriendo en Ucrania una especie de caja peligrosa. Olvida que Zeus para vengarse de Prometeo, por haber robado el fuego sagrado de los dioses y entregárselo a los hombres, le presentó una hermosa mujer al hermano de este, Epimeteo, llamada Pandora. Olvida que ella recibió como regalo de boda una caja ovalada con instrucciones precisas de no abrirla nunca, pero como era curiosa, los dioses le habían otorgado ese don, la abrió de todos modos escapándose de allí todos los males del mundo. 

El relato tiene miga. Y no es que de Ucrania se vayan a escapar todos males, pero si Europa continúa aplaudiendo y apoyando activamente las políticas de sus colegas de Kiev, hagan lo que hagan estos, seguirá empujando ese país hacia el caos y con él hacia una posible desmembración. 

La realidad es que nuestros políticos, con tal de jeringar a los rusos allí, están jugando con fuego, digamos que están abriendo una peligrosa caja. Y en este caso ni siquiera lo hacen por curiosidad, como hizo Pandora, sino por incompetencia e irresponsabilidad. Lo que no sabemos es si Putin se reencarnará en Zeus. 

En todo caso, ironías y bromas aparte, la realidad es que si no hay una voluntad medianamente decente para resolver el enquistado conflicto ucraniano, que dicho sea de paso Europa tuvo mucho que ver en su creación, lo más probable es que ese país acabe siendo absorbido por los estados que mencionábamos antes. Lo peor es que en un escenario así los europeos no se irían de rositas, como se fueron en otros lugares, puesto que este abriría la veda para numerosos reclamos en todo el continente.

En esta Torre de Babel europea existen demasiados conflictos territoriales dormidos que pueden ser despertados al más mínimo ruido si no se anda con cuidado. Y el de Ucrania puede ser grande y cambiar algunas fronteras.

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