Vujadin Boskov, entrenador del Madrid en los ochenta, sentenció en ese castellano macarrónico que emplean los yugoslavos: “Prefiero perder un partido por nueve goles que nueve partidos por un gol”. Tal razonamiento era el colofón a una humillante derrota del equipo blanco en el campo del Bayern de Munich por 9-1 en el verano de 1980. Unos años después el Deportivo viajó a Cádiz y perdió por 7-2. Los hermanos Mejías, Pepe y Salvador, fueron letales, cada uno de ellos marcó tres goles y un periodista coruñés, con frecuencia también amigo de lenguaje marcarrónico, lo tuvo claro: “¡Menuda mejillonada le hicieron al Deportivo!”. Los blanquiazules vuelven hoy a Carranza y no saben qué platos habrá en el menú, pero pensando que ya está ahí la Nochebuena no estaría mal que incluyese centolla. Pero de las rías. ¡eh!, que la de la bahía de Cádiz es muy insípida.